Retos y Desafíos de la Criminología

 


Los retos y desafíos que se necesitan desarrollar son aquellas transformaciones sociales, económicas, culturales y tecnológicas, estos desafíos exigen que la disciplina amplié sus enfoques teóricos y que desarrolle nuevas metodologías que propongan soluciones innovadoras a aquellos problemas existentes que se desencadenan a base de la criminalidad, muchos de los autores delictivos en su mayoría son los jóvenes por la falta de educación trabajo y oportunidades, esto se sabe ya que menciona Mejías, (2024) que “La criminalidad desde siempre ha tenido su mayor expresión en adolescentes y jóvenes. Pues bien, uno de cada cuatro jóvenes latinoamericanos está fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo. De ahí, seguramente, es más fácil esperar problemas que soluciones”.

La criminalidad ha estado históricamente vinculada a adolescentes y jóvenes, quienes representan un grupo particularmente vulnerable ante las dinámicas de exclusión social, económica y educativa, y en la afirmación de que "uno de cada cuatro jóvenes latinoamericanos está fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo" refleja una situación crítica en la región, donde la falta de oportunidades genera un terreno fértil para que muchos jóvenes se involucren en actividades delictivas, no necesariamente por elección, sino como resultado de contextos adversos.

Los jóvenes que están fuera del sistema educativo carecen de las herramientas necesarias para desarrollar habilidades y competencias que les permitan acceder a empleos formales y bien remunerados, por lo que esto los deja en una posición de desventaja frente a un mercado laboral competitivo y la deserción escolar a menudo está vinculada a la pobreza, la violencia intrafamiliar y la falta de acceso a recursos básicos, lo que perpetúa el ciclo de exclusión.

Se necesita reforzar y mejorar el objeto de estudio de la criminología, como menciona Mejías, (2024) “La propuesta consiste en advertir que es necesario colocarse en su tiempo; es la necesidad de que el derecho penal y la criminología cumplan una función coadyuvante hacia el cambio social” (pg.4). Por lo que en esta propuesta se debe considerar al derecho penal y a la criminología como herramientas coadyuvantes para el cambio social implica una visión transformadora de estas disciplinas. Se plantea que no deben limitarse a ser instrumentos de control y sanción, sino que también deben participar activamente en la promoción de una sociedad más justa e inclusiva. Este enfoque requiere situarse en el contexto histórico y social actual, para abordar las dinámicas delictivas y las necesidades sociales de manera efectiva y humanista. El derecho penal y la criminología deben evolucionar y adaptarse a los cambios sociales, económicos y culturales del mundo contemporáneo, por lo que esto implica reconocer que las causas del delito no son estáticas, sino que cambian con las dinámicas sociales, como la globalización, la digitalización, la desigualdad económica y las tensiones culturales.

El sistema de justicia penal tradicional muchas veces perpetúa desigualdades en lugar de resolverlas, y su función debe ser reconsiderada para contribuir al desarrollo social, por lo que se logra entender que la criminología tiene el deber de analizar las condiciones estructurales y culturales que fomentan el delito, mientras que el derecho penal debe ser una herramienta para regular estas condiciones, protegiendo los derechos humanos y fomentando la equidad.

El derecho penal debe ir más allá de la simple retribución para enfocarse en la prevención, la rehabilitación y la justicia social, y en lugar de centrarse exclusivamente en el castigo debería centrarse en el derecho penal el cual debe buscar reparar el daño causado por el delito, promoviendo el diálogo entre las partes y la reconciliación, y también en el desarrollo de diseños de políticas públicas que aborden las causas subyacentes del delito, como la pobreza, la exclusión social y la desigualdad, y respetando los derechos humanos en garantía en que las leyes penales no sean utilizadas para criminalizar a los sectores más vulnerables, sino para protegerlos de las condiciones que los exponen a la delincuencia. La criminología, como disciplina científica, tiene el potencial de generar conocimientos y propuestas que mejoren la calidad de vida de las personas, y para que el derecho penal y la criminología cumplan su función coadyuvante hacia el cambio social, deben:

Fomentar la Inclusión Social: Trabajar en la creación de condiciones que reduzcan la exclusión y las desigualdades, promoviendo oportunidades para todos.

Abordar el Delito como un Fenómeno Social: Reconocer que la criminalidad no es solo un problema individual, sino también una expresión de problemas estructurales que requieren soluciones colectivas.

Impulsar la Educación y la Conciencia Social: Educar a la sociedad sobre los derechos, las obligaciones y la importancia de construir una comunidad más equitativa y solidaria.

       Como de retos y desafíos es el abordaje que hacemos, y con la mirada descriptiva expuesta por Ferrajoli, corresponde a la criminología latinoamericana ocuparse también del populismo punitivo desde la óptica de los medios de comunicación masiva, cuyo fenómeno, en una buena parte de los países de América Latina, está causando estragos (Mejías, 2024).








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